Cuantas veces has estado en una corte? Ninguna, esta va a ser la primera. Le respondí por vigésimo tercera vez así como también le repetí que esperaba también que fuera la última.
Nunca me ha gustado meterme en problemas, bueno sí, pero no de este tipo.
Entonces me puse a pensar de como fué que llegué hasta ahí.
Hace algunos años, cuando llegué a este país, me contaron que, si tenias algún problema con alguien así de el tipo de: "A la próxima que te vea te parto tu pinche madre" no tenías mas que hablarle a la policía y pedir una orden de restricción en contra de esa persona. Lo cual me resultó muy gracioso, claro en aquél entonces (a ver ahora ríete pendeja...) , tomando en cuenta que yo venía de un barrio famoso por arreglarlo todo a putazos. Que si te le quedaste viendo feo, te va a partir tu madre. Que si no te dejó pasar, pues pártele su madre. Que por que me dijeron que tú andabas hablando mal de mí, vamos a partirnos la madre. Y así podría mencionar mil casos en los que las cosas se arreglaban de esa manera. Por lo cual me parecía absurdo tener que recurrir a alguien más para arreglar las cosas, alguien que ni siquiera sabía por que te andabas medio matando, de cierto modo me parecía mucho más viable aquello de los chingadazos.
Ahora me encuentro envuelta en un embrollo de esos por que resulta que una tipa de esas que no encuentra nada mejor que hacer en el mundo que estar chingando gente, por azahares del destino (o por que no encontró una más pendeja que yo) , se despertó un día queriendo desquitar todas sus frustraciones, rencores, miedos y demas hostilidades en contra del mundo, con la primera persona que se encontrara de frente (léase Sandra). Entonces viene la muy ingrata hasta mi casa, me grita absolutamente de todo y encima me amenaza,me dice que va a regresar con sus amigos cholos, su papá cholo y su mamá chola a matarme y no se que más. Y despúes de eso todavía tiene el descaro de hablarle a la policía y decirles que yo la empuje desde lo alto de las escaleras. - A ver, disculpe oficial, ella dice que yo hice que?????, Noooooo, en serio?? pero , pero si yo ni la he tocado, es más ni siquiera di un paso afuera de mi casa, por que fue ella la que vino a mi casa, es más mi vecino vio todo y ........- . Entonces el policía con cara de fastidio me dice, bueno, aquí es su palabra contra la tuya , yo no ví nada, yo no puedo hacer nada, solo les voy a decir que se mantengan alejadas la una de la otra. Pasan los días y la tipa sigue molestando, dice que me va a demandar . Ahhhhh ya salió el peine , todo esto lo esta haciendo por dinero, y hasta le envió una carta a mi jefe diciéndole que como cuando la empujé estaba yo en horas de trabajo ( que casualidad ) él es el que le va a pagar los honorarios del quiropráctico que la atendió, por que la pobrecita se lastimo la cadera y no puede caminar. Y bueno con lo peligrosa que soy para ella, fue a pedir una orden restricción en contra mia.
En mi vida me habia topado con un ente más desequilibrado mentalmente, ahora es cuando con mucha tristeza me doy cuenta de lo que un ser humano puede llegar a hacer por hambre o mejor dicho en este caso por pereza.
No me quedó otra alternativa, más que pedir una orden de restricción yo también.
Y ahí estabamos, las dos, esperando turno para pasar a ver al Señor Juez, yo con mi puñado de pruebas y testigos y ella cojeando del pie derecho. Fué cuando mi jefe me preguntó : Cuantas veces has estado en una corte?
Era la primera vez, estaba nerviosa, sabía que yo era la que decía la verdad pero no sabía hasta donde sería capaz de llegar ella. Me descubrí pensando -es como en las películas- , el famoso sello de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos , el emblemático Juez con su martillo , el policía a un lado de el acusado (que tristemente en este caso era yo) y llegó el momento del juramento : " Juran decir la verdad, toda la verdad y nadamás que la verdad?" y yo seguía pensando en lo de las películas .
Ella expuso su versión de los hechos, y obviamente yo la mía . El Juez comenzó a cuestionarnos, hablaron los testigos, el Juez me volvió a interrogar, le contesté cada una de sus preguntas sin titubear, ella en cambio, alteró su versión un número considerable de veces, por lo que no fue difícil para el Juez dictaminar que era yo la que obtendría la orden de restricción . Tuve que apretar los labios para que no se me escapara una carcajada, quería bailar de felicidad, IN YOUR FACE BITCH!!! le decía yo con la mirada. Ella se quedo llorando, desafortunadamente no pude ver si salió todavía cojeando o caminando bien. Pero que más da.
Ahora no se me puede acercar a mí, a mis hijos , a mi esposo, a mi casa , a mi trabajo, a la escuela de mis hijos, vaya ni a mi carro, bendita restraining order y yo que pensé que era mejor aquello de los chingadazos.
Del santo Evangelio según san Marcos 13, 24-32
Hace 4 días.
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