enero 24, 2011

Soy una "sin sentido"

Leyendo el libro de Gustavo Arellano "Ask a mexican" me encontré con este texto:



"La expresión hispano-mexicana ¡Qué [sustantivo] ni que la chingada! equivale en castellano simple a no me vengan a mí con cuentos, aunque, por extraño que parezca, la variante decente de este giro sería: ¡Qué [sustantivo] ni qué ocho cuartos!, una frase que tiene tanto sentido como un mexicano vegetariano."



Ahora resulta que soy una "sin sentido".

enero 18, 2011

No estoy segura pero, creo que eres mi hermana.

Hoy ví tu perfil en facebook, eres toda una mujer, pero en tus ojos aún pude ver a la niña con la que jugaba en mi infancia, la que le tenía miedo a los perros, la que me gritaba "Cállate pinche negra!" y me amenazaba con decirle a mi mamá que ya me había hecho novia del muchacho de la esquina.

Te ví y reconocí a aquella niña y sentí mucha tristeza por que aunque sé que la niña sigue ahí, no conozco a la mujer en la que te has convertido, tantos años, tanta distancia, tantos momentos importantes para tí en los que no estuve, no estuve en tu fiesta de XV años, no estuve ahí cuando por primera vez tuviste tu periodo, no estuve ahí cuando sentiste por primera vez estar enamorada y necesitabas a alguien para contarle todo acerca del amor en cuestión, no estuve cuando todo el mundo se te vino abajo por que en un abrir y cerrar de ojos tu familia decidió que había cosas más urgentes que hacer, lugares más importantes en donde estar y personas más interesantes que conocer.

Y a pesar de todo eres lo que eres, no sé de donde sacaste tanta fuerza, tanto valor, tanto coraje. Y pienso que yo en tu lugar tal vez me hubiera tirado al mundo de las drogas, me hubiera ido muy lejos para no saber nada de nadie, o mínimo me hubiera dado un balazo. Afortunadamente tú eres mucho más fuerte, mucho más valiente y mucho más inteligente que cualquiera de nosotros, es por eso que te admiro, es por eso que me haces falta, es por eso que rezo para algún día poder volver a estar cerca de tí y conocer más a fondo a la mujer que eres hoy.

enero 04, 2011

La vida por una Coca-cola

Siento mis labios resecos, tanto que me parece imposible recordar la última vez que sentí tanta sed, me siento tan deshidratada que sería capaz de tomarme una Coca-cola. ¡Claro, eso es! voy a la máquina expendedora, saco una Coca-cola y asunto arreglado, al cabo que sólo será por esta vez, no me puedo dar el lujo de meterle tanta azúcar y cafeína a mi cuerpo, sólo por esta vez y llegando a mi casa me tomo un vasote de agua para compensar.

Camino desde el lobby del hotel en donde trabajo hasta la dichosa maquinita, todavía indecisa aviento las monedas por la ranura, las escucho caer una por una y presiono el botón que dice Coke Zero, pensando que por lo menos así podré disminuir el consumo de azúcar. Aplacar la sed (aunque sea momentáneamente) y un poco de dopamina por $1.25 no está nada mal.

Ya con la Coca en la mano regreso a mi puesto de trabajo, a punto de abrir la puerta veo a alguien de reojo que se acerca rápidamente, ahora está justo detrás de mi, tan cerca que sé que si volteo a tratar de verle la cara lo más probable es que lo golpee con mi hombro. Murmura algo que no entiendo, no tengo más opción que voltear aunque el roce sea inminente, no alcanzo todavía a virar cuando siento que con algo me está apuntando en la espalda, de soslayo veo que tiene el rostro cubierto y es cuando trato de hacer un esfuerzo para entender lo que está sucediendo, me está asaltando y me tiene amagada. Mi mente está nublada, no puedo pensar y escucho su voz como un sonido muy lejano diciendome con una voz nerviosa y entrecortada que le dé el dinero, entonces reflexiono, ¿Cuál dinero si yo solo salí por una coca-cola? ¿Acaso cree que salí con todo el dinero de la caja en el bolsillo? Me vuelvo a ver mis manos y me doy cuenta de que tengo el teléfono inalámbrico, que tal vez me salve si logro marcar al 911, con las manos temblorosas trato de encenderlo, no puedo los dedos no me responden, 9-1-1,maldita sea, no encuentro los números, mi vista esta muy nublada, mis manos tiemblan demasiado, ahora siento su cuerpo encima del mío, me ha quitado el teléfono, lo ha arrojado lejos, calculo que a dos o tres metros , y yo luchó contra él, opongo resistencia en vano, pues sé que el daño es ineludible, siento sus brazos rodeándome y su aliento muy cerca de mi diciéndome: te voy a matar. Como puedo me trato de zafar y en el intento caigo al piso y me lastimo las manos y piernas, intento huir a gatas alejarme lo más que puedo, pero es inútil, él me ha asido del suéter y ahora esta jalándome nuevamente hacia él, sin mayor esfuerzo ha logrado abatirme, ahora estoy en el suelo boca arriba, cerrando los ojos, no los quiero abrir, no quiero ver, no quiero sentir, pero es inevitable mis ojos se abren y en ese mismo instante el paño que cubre su cara cae al suelo y veo su rostro.

Lo reconozco de inmediato, es el Sr. Smith, ahora estoy mas confundida que antes, extrañamente el miedo se ha ido, ahora solo me inunda la tristeza, mi mente viaja meses atras cuando el Sr. Smith era un huésped aquí en el hotel, por mas que intento no logro entender que fué lo que lo orilló a cometer este acto tan atroz. El Sr. Smith siempre fue bueno conmigo, siempre fue bueno con las demás empleadas, nunca me faltó al respeto. ¿Cómo puede alguien ocultar tanta maldad? y si no es así ¿Qué pudo haberlo hecho cambiar de esta manera?

El sabe que lo he reconocido, los papeles se han invertido, ahora veo el miedo en sus ojos, y me pregunto si despues de esto me dejará vivir a sabiendas de que sin duda alguna lo denunciaré.
Aprovecho su confusión y me libero, y grito con todas mis fuerzas, y corro como nunca en mi vida había corrido, él se va, huye, también corriendo. Cuando desaparece de mi vista entro de nuevo a la oficina del lobby, utilizo otro teléfono para llamar al 911 pues el inalámbrico sigue tirado allá afuera. Llegan los oficiales, y les doy mi versión de los hechos, ofrezco una descripción casi perfecta y en cuestión de minutos se escucha por el radio de uno de ellos "¡bingo! lo tenemos"

El Sr. Smith ahora esta en la cárcel, las cámaras de vigilancia del hotel fueron de gran ayuda durante el proceso jurídico, pero no le encontraron ningún arma y como al final de cuentas no me robó nada la sentencia fue corta.

Muy pronto va a salir, ahora temo por mí, ahora temo por él.