Me preguntaban en un tono hostil el por qué, no entendían cómo yo, una Mexicana de nacimiento podría celebrar la independencia de un país que no es el mío.
Les pude haber contestado que lo festejo por que llevo once años en este país y me ha tratado muy bien, que por que mis hijos nacieron aquí y es mi deber inculcarles amor por esta patria por que es la suya, que lo que tengo aquí estoy cien por ciento segura que ni en sueños lo tendría allá, que los malos tratos siempre los he recibido de "compatriotas" y no de los Americanos, que por que en cuanto acudí al médico por que estaba embarazada me dieron atención de la más alta cálidad, gratuitamente y sin importar mi estatus migratorio, que el nivel de educación que ahora tienen mis hijos estando en una escuela pública es mucho mejor que el de cualquier escuela privada en México, que las calles de esta ciudad me brindan seguridad, no como las calles en las que crecí en las que ver un asalto a las doce del día era lo más común, que cuando fuí victima de una injusticia acudí a las autoridades y me ayudaron sin pedirme ni una sola "mordida", pude también decirles que no entiendo el rencor que sienten hacia este país que se preocupa por demás por sus habitantes y por mantenerlos bien, quize decirles que quizá todo ese odio que sienten no es hacia este país, es más bien un odio disfrazado que sienten contra el nuestro y nuestros ineptos gobernantes que siempre nos han enseñado a echarle la culpa de todas nuestras desgracias a algo o a alguien más, llámese persona,institución, mito o país poderoso o superior, todo para abdicar de nuestra responsabilidad civil.
Quize decirles todo eso, pero sabía de antemano que era meterme en camisa de once varas y decidí resumirlo todo en un "Pues por que no me gusta ser malagradecida".